martes, 31 de diciembre de 2013
Hasta siempre, 2013.
La verdad es que me siento tan pequeñita a lado de tantos recuerdos. Me siento tan chiquitita queriendo compartir tantos y tantos momentos que no veo el momento de poner fin a esto habiendo conseguido contar lo más grande de este año. No sé. Comenzaré, de alguna manera, debo hacerlo.
Crucero, graduación, selectividad, campamento, admisión en magisterio infantil, mi mayoría de edad, ser universitaria.
Uf, menudo año, ¿no? En realidad me da mucha pena que termine. Empezó como empiezan todos: campanadas, uvas, familia y amigos. Sí, he dicho amigos porque fue el primer año que pude celebrar fuera de casa. Con otros pilares importantes para mi. Aparte de la familia, claro está. Fue bonito. La resaca del día de después no tanto. Todo hay que decirlo. En fin.
Tras eso, tuve que cerrar capítulos de mi vida. Sí. A veces es necesario hacerlo. Para poder ser feliz, supongo. No sé. Solo sé que en ese momento era necesario hacerlo. Pero, quizás el destino, que es caprichoso muchas veces, decidió que era el momento de conocer a alguien. De encontrar una nueva "interacción" y de llegar a encontrar algo más allá de esas cuatro palabras que llegaron un día cualquiera a cualquier lugar. Pero, eso ya es otra historia. Eso es otro capítulo, dejémoslo para más tarde.
Poco después, otra puerta se abrió. Y pude tener nuevas experiencias. Con personas ya conocidas. Con amores ya estudiados. Pero nuevas, al fin y al cabo. Sí. Es uno de los recuerdos que mejor conservaré en mi vida. Creo que se lo merece. El momento. Él. Todo. Aunque las expectativas siempre superan la realidad, es un recuerdo bonito. Imborrable. Como tantos otros. Pero especial. Como ninguno más. Eso no sirvió de nada y tuve que cerrar la puerta de nuevo. O abrir otra, quien sabe.
Llegaron los exámenes y mi única motivación era sacar la mejor de las notas. Esforzarme a más no poder. Solo para entrar en aquello que tanto quería. Solo por cumplir aquello con lo que siempre he soñado. Solo para poder ser educadora infantil.
Mientras tanto, mis compañeros se emocionaban. No era para menos. El crucero, el viaje de fin de estudios, la mejor semana de todo el año, estaba a la vuelta de la esquina. Qué pena que a mi ni se me había pasado por la cabeza ir. Problemas familiares, o económicos, supongo. Pero, ocurrió lo inesperado. Mi madre movió cielo y tierra y, sin comerlo ni beberlo, ahí me encontraba, en Atenas, el día 29 de abril. Iniciando la mejor semana de toda mi vida. Con ellas. Fue bastante increíble. Inolvidable, por supuesto. Se rompieron amistades. Se descubrieron viejos amores. Se quebrantaron relaciones. Lloros a causa de infinidad de risas. Cientos de anécdotas que todavía hoy seguimos recordando. En fin. Inigualable.
Por si fuera poco, después llegó otro momento importante. El paso del colegio a la universidad. Y qué mejor manera de hacerlo que vistiendo nuestras mejores galas. Qué mejor manera de hacerlo que andando con esos altos tacones con los que casi ni dos pasos podíamos dar. Nada mejor como hacerlo rodeados de gente trajeada. Madres llorando de orgullo. Abuelas disfrutando como niñas. Padres deseosos de sacar la mejor foto. Y, por supuesto, cientos de nervios habitando en nuestro interior desde días atrás.
¿Sabéis qué es lo más temido de cualquier persona que termine segundo de bachillerato? Efectivamente. Selectividad llegó. Y con ella, nervios, angustias, lloros, lágrimas, estudios, apuntes. Todo. Un revuelto se apoderó de mi cabeza. Entre tanto alboroto, salió algo que me alivió el dolor. El estrés. Todo. Y pude superarla. Con buena nota, al menos, superior a la que me pedían en mi carrera. La alegría no era para menos. Además, la selectivdad trajo consigo nuevas aventuras, nuevas personas, nuevas experiencias. Fue bonito, sí. Increíble, también. Pero fue especial. Hizo de junio, un mes especial.
Empezaba el verano. Me iba a aventurar a ir a un sitio nuevo. Sola. Lejos de aquí. Tenía ganas de ello y dije, ¿por qué no? Y así fue como conocí a grandes personas. Así fue como logré que varios niños, al unísono, gritaran "profe". Y fue entonces cuando, al recorrer un escalofrío todo mi cuerpo, supe que era eso lo que quería para toda la vida. Era eso lo que me hacía feliz. Y, cada vez que esa palabra la pronunciaba algún niño, yo sonreía cual niña pequeña a la que regalan su juguete más deseado. Fueron los mejores quince días. Fueron grandes momentos. Grandes personas. Grandes niños. Podías ver la ilusión en su rostro. Podías saber la vida que tenían con tan solo mirarles. Me gané su confianza en cuestión de días y no sabéis lo que es que una niña venga un día y te diga: en mi casa estamos con velas porque nos han cortado la luz. Y ni siquiera sabe lo que eso significa. Pero te lo cuenta. Porque lo está viviendo. Y porque para ella es importante. Y a ti solo se te ocurre abrazarla. Darle cariño. Eso que tanto necesitan ellos. Y que tanto me gusta dar a mi.
Y mientras daba esos abrazos recibí la mejor noticia. ¡MI SUEÑO SE HACÍA REALIDAD! Alguien había apostado por mi. Alguien había decidido que yo debía entrar en la universidad. Alguien quiso que yo estudiara una carrera para ser educadora infantil. Alguien había hecho mi sueño realidad.
Quince días más tarde debía cerrar esa experiencia, llena de recuerdos, de fotos, de personas, de momentos. Debía regresar. Pero nunca los conseguiría olvidar. Lo sé desde el momento en que me despedí de todos ellos. Lo sé desde las palabras recibidas. El cariño regalado. Los abrazos. Lo sé desde que les tomé como familia.
Así que, como no podía ser de otra manera, volví. Volví a verles. Pasamos un día increíble. Pero, como todo, se acaba. El día pasa y llega la noche. Y con ella la soledad. El silencio. Y la nostalgia, al fin y al cabo. Y volví, de nuevo. Pisé Madrid con la idea equivocada. Pisé Madrid sin saber muy bien porqué. Pero lo hice. El 27 de julio cogí un bus que me llevaría hasta él. Hasta ella. Y el 28 fue un gran día. Sí. Nunca lo negaré.
Regresé. Abandoné Madrid. Pero no a ellos. No por mucho tiempo. Agosto llegó. Y con él las fiestas y sobre todo, ellos. Ellos al que sumamos uno más. "El primo Lucas", para entendernos. No sé. Creo que fue la mejor sorpresa que me han dado en la vida. Creo que fue el mejor regalo de mis 18. Sobre todo porque no fue material. Odio los regalos materiales, me quedo con un momento, una persona, una sorpresa. No con regalos. Y así dieron comienzo las primeras fiestas con ellos, las últimas siendo menor de edad. Podría decir que fueron las mejores fiestas pero no fue así. Las discusiones ambientaban cualquier momento. Y las comidas, qué digo, eso no eran ni comidas. Las noches eran turbias, demasiado turbias. Incluso la de mi cumpleaños. Que superó cualquier otra.
Mis 18 no fueron gran cosa. Significaron más bien poco. Los pude celebrar con personas importantes en mi vida. Con las dos personas más importantes que tengo a lado. Y con varias amigas que me acompañaron desde el primer segundo. La única sorpresa que recibí fue la de mi madre. Que, sin duda, fue la mejor. Llegar a casa y encontrarte toda la habitación llena de globos como si de una fiesta de cumpleaños se tratara. Fue muy grande. Normal. Ella es muy grande.
La universidad llegó. Apoderada de nervios, como habitualmente en los grandes momentos. Pero todo salió bien. Conocí grandes compañeros a los que me atrevo incluso a llamar amigos. Conocí personas que comparten el mismo sueño que yo. Conocí diferentes puntos de vista. Y pude aprender algo nuevo de cada uno de ellos. De hecho, a día de hoy sigo haciéndolo. Sigo intentando superarme cada día. Y, ¿qué mejor forma de hacerlo que gracias a los demás?
El año se termina en forma de pulseras, cartas, notas de voz, risas, lloros, más lloros, tristeza, más tristeza, fotos, más fotos. Se termina con malos días. Pero que, quién sabe, quizás el nuevo año traiga consigo días mejores. Traiga nuevas ilusiones. Nuevas esperanzas. Nuevos momentos.
El año termina con la despedida de algunas personas. Bienvenida de otras. Decepción de algunos. No sé. Ha sido un año cargado de momentos. Ya no me centro en que sean buenos o malos. Me centro en las nuevas experiencias. En las vivencias. En las puertas abiertas y en los capítulos cerrados. Me centro, sobre todo, en haber cumplido un sueño. Me centro también en terminar el año con la misma gente con la que lo he empezado. Yo hablo de querer vivir lo mismo. Otra vez más. Hablo de vivir el hoy sin importar el mañana. Hablo de hacerle feliz y que él me lo haga a mi también. Hablo de encontrar el amor verdadero. Pero, mientras lo busco, ¿por qué no intentar ser feliz de otra manera? Hablo de felicidad.
sábado, 28 de diciembre de 2013
No merece la pena seguir.
jueves, 26 de diciembre de 2013
Página 360 de 365.
Estoy pensando en dejarlo todo. En empezar de cero. De nuevo. No sé. A veces pienso que quizás merezco algo mejor. O que nunca pueda llegar a dar el cien por cien de mi. Pienso que todo iría mejor sin mi de por medio. A veces me veo como un obstáculo que se interpone entre dos lejanos pueblos.
Pienso que debo darme un tiempo. Un tiempo muerto. Como si de un partido de fútbol se tratara. Como si necesitara pensar.
¿Sabes qué me preocupa? Cómo acabará esto. Me preocupa no saber salir. O que vosotros no me ayudéis. O que nadie me ayude. A veces pienso en irme. En no estorbar. En dejar sitio a quien lo pide y en apartar a quien quiere irse.
Pero no puedo. Me faltan ganas. Me faltan fuerzas. Para realizar ese cambio radical que aún no sé si me daría alegrías o tristezas. Que aún no sé si es bueno o malo. Que tal vez sea una chiquillada sin importancia.
Y que echar a perder todo lo conseguido me parece lo peor.
lunes, 23 de diciembre de 2013
Cuando compartes un problema, el dolor es menor.
No sé. Quizás es solo cuestión de tiempo. De meses. De días. De semanas. De horas atada al reloj. Esperando que el sufrimiento sea menor. Esperando, sentada, la felicidad. Por si toca la puerta. Por si se cuela por la ventana. Por si aparece un día cualquiera. Por si decide volver y arreglar el desastre que habita en mí desde que se fue. Aquel día. Aquel extraño día en el que la sonrisa dejó paso a las lágrimas.
A veces pienso que con una caricia sería suficiente. Luego la recibo y me sabe a poco. A veces una sonrisa consigue cambiarme el humor. Pero cuando esa sonrisa me abandona, no está a mi lado, la tristeza vuelve a mí. Y creéme, más ganas que yo de que esto termine no tiene nadie. Nadie sabe las ganas que tengo de sonreír. De meterme a la cama sin pensar cómo terminaré. Sin tener miedo a despertarme cada mañana por lo que ocurrirá cada noche.
No sé. No quiero que nadie piense por mi. No quiero que nadie me haga reír. Porque sus intentos serán en vano. Porque esto es solo pasajero. Porque esto no tiene remedio. Pero tendrá fin.
domingo, 22 de diciembre de 2013
Sueños, al fin y al cabo, felices.
'Página 356 de 365'
Se trata de un cambio. Un cambio radical. En mi vida. En mi entorno. En mí. Se trata de demostrarme a mí misma que mi vida es mía y que la felicidad siempre es compartida. Se trata de saber buscarla a través de pequeños detalles que muchas veces no llegan. Se pierden. Se quedan en la oscuridad de la noche y nadie nunca sabe de ellos. Se trata de poder vivir grandes momentos que pasarán a ser recuerdos y no de vivir a base de recuerdos. Porque los recuerdos matan. Y queman.
Y hay vidas que desean consumirse. Y fuman. Fuman para sentirse libres. O para sentirse parte de algo, no sé. Quizás el cigarro te da la libertad que necesitas. Quizás él mismo te invita a reflexionar y a decidir. Quizás él te llena la cabeza de recuerdos. O él mismo te los quita. Igual las que fuman desean consumirse como el cigarro que acaban de encender. Igual desean consumirse a la vez. Con él. Consumirse y no sufrir. Y no vivir.
No sé. Tal vez solo es un punto de vista. Tal vez solo es una exageración. Tal vez todo sea más sencillo de lo que parece y nosotros lo complicamos. Tal vez hay personas que complican nuestra vida y debemos ir en busca de las que nos la faciliten. Tal vez pidamos demasiado y demos muy poco a cambio. O no reconozcamos nuestros errores y siempre estemos al pie del cañón con los errores ajenos. Igual debemos mirar un poco dentro de nosotros para empezar a mirar dentro de los demás.
Igual todo en esta vida se resume a nada y nosotros creemos que es un todo.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
Un día más, un día menos.
Sé que hice cosas mal. Ambos lo sabemos. Ambos lo hicimos. Sé que cometí mis errores y tuve mis fallos. Sé que tú te cansaste y te marchaste. Al igual que yo. Sé que cada última frase que pronunciábamos dolía más que la anterior. Sé, también, que tú me quisiste como nadie. Y, ¿sabes por qué lo sé? Porque hubo momentos que sacaste lo peor de mi. Y solo quien consiguió en algún momento sacar lo mejor de ti es capaz de sacar, después, lo peor. Juro que cada momento feliz que viví contigo superaba con creces los malos momentos.
Cometí mis errores. Mis fallos. Hice lo que no tenía que hacer en momentos en los que las palabras eran cuchillos que se clavaban en tu interior, cerca de tu corazón, a kilómetros de tu mente. Malgasté mis lágrimas cuando no debí hacerlo y descubrí que la felicidad solo reside en las pequeñas cosas y son solo instantes de calma en mitad de inmensos vendavales.
Tú también tuviste tus errores. Pero, ¿sabes cuál es la gran diferencia? Que tú nunca llegarás a reconocerlo. Eres demasiado orgulloso como para eso. Y, ¿sabes qué dicen? Que de los errores se aprende. Pero tú nunca aprenderás porque nunca reconocerás que has cometido un error.
Hay errores que son imperdonables. Hay palabras que son irreversibles. Y sentimientos que son imborrables. Sentimientos que se quedan dentro del alma y jamás, jamás pueden desaparecer. Siempre pensé que de ti fácil me olvidaría. Siempre pensé que esto era un juego sin más. Y que el día en que llegara el punto y final sería un día como otro cualquiera. Soleado, gris, lluvioso, caluroso. Da igual. Un día más, un día menos.
domingo, 1 de diciembre de 2013
Bienvenido, diciembre.
Hoy empieza un mes familiar. Un mes peculiar. Un mes en el que celebrar la fiesta más esperada de todo el año. Hoy empieza el mes de salir a la calle y ver todo lleno de luces. De luces de esperanza. De luces de alegría. De luces de felicidad. De luces de ilusión. De luces, al fin y al cabo, de navidad.
Hoy empieza un mes de mandar a la mierda la frase de "no, que engorda". Empieza el mes del turrón, de los polvorones, del carbón, de las comidas familiares en las que lo único que sobra es comida, porque la compañía es la mejor.
Hoy empieza el mes de los regalos. De las celebraciones. De los días felices. De los despertares con risas, abrazos y caricias. De las caras de emoción. De estrenar lo regalado. De desenvolver lo que está envuelto. De abrir lo cerrado y disfrutar mientras lo hacemos. De coger el paquete en el que pone mi nombre y abrirlo con unos nervios incontrolables.
Y es que, para mí, hoy empieza el mejor mes del año. Y no. No por los regalos. No por los días especiales. No por las luces de las calles. No por las celebraciones acompañadas de champán, vino y más y más comida. Sino porque este mes da comienzo a otro año. Y este mes despide un año lleno de historias nuevas. Unas por cerrar. Otras que acaban de empezar. Y es que este mes esconde algo que pocos saben apreciar. Esconde el poder celebrar con los demás que siguen ahí. Celebrar con todos ellos que son especiales. Celebrar que juntos somos mejores. Y que sin ellos, nada. Celebrar también, que otro año se acaba pero que uno nuevo empieza.
Así que, a disfrutar de este mes como si fuera el último.
domingo, 17 de noviembre de 2013
Es absurdo esperar algo sabiendo que nunca va a llegar.
-¿Y por qué se fue?
-No lo sé. Mi madre nunca nos lo contó. Primero nos decía aquello de "papá está de viaje" pero luego, pasaron unos meses y cuando ya no colaba, nos dijo que ella tampoco sabía por qué. Que se había ido así sin más."
Quizás todo es cosa de tiempo. Pero, ¿de cuánto? No sé. A veces me canso de esperar. Me canso de pensar, de sentir, de querer, de odiar. A veces me canso de vivir.
Es absurdo esperar algo sabiendo que nunca va a llegar.
Es estúpido querer que todo vuelva a ser como antes de tu partida, cuando de eso hace más de diez años.
No merece la pena vivir preso de los recuerdos. Ni de la esperanza. Ni del deseo de tu regreso.
lunes, 4 de noviembre de 2013
Regla 308: olvidar a veces consiste en recordar.
Quizás lo que me gustaría es preguntarte qué tal te va y que tu respuesta solo sea un 'te echo de menos'. Suena egoísta, demasiado. Pero no pensé que tu marcha dolería tanto. ¿Sabes? A veces me arrepiento, sí, lo sé, odio decirlo pero a veces pienso que no supe aprovecharte. Que no supe aprovechar el tiempo que me dejaron para estar contigo. Que no supe ver que detrás de ese 'no te quiero', se escondía un 'me engaño a mi mismo, porque te quiero más que a nadie'. No sé. Dicen que la vida está llena de arrepentimientos. Y quizás este es el primero de muchos que vendrán después.
Como también dicen, olvidar, a veces, consiste en recordar.
viernes, 25 de octubre de 2013
Página 298 de 365: tengo miedo.
Tengo miedo del futuro. Del qué dirán. Miedo de qué pasará mañana. O qué ocurrirá dentro de un año. A veces pienso que es mejor así, teniendo miedo, esperando al futuro. Queriendo que llegue el día en que el miedo deje de existir.
Tengo miedo a no ser feliz nunca. Miedo a no conocer el significado de la "felicidad".
Tengo un problema, no sé qué quiero que pase. No sé cómo quiero vivir ni con quién. No sé si quiero apoyarte o si quiero hundirte más. No sé qué te mereces, ni siquiera sé qué merezco yo.
"Merezco ser feliz" pienso a veces. Otras en cambio pienso "pero a su lado..." Y entonces todo mi mundo se desvanece. Todos tus recuerdos vuelven y todas mis dudas ocupan mi mente.
Joder, ¿por qué seré así? ¿por qué tendré más sentimientos que todos ellos? ¿Por qué no seré como quienes quieren lo que es suyo, olvidándose de quien se lo de?
Todo esto hace que me odie. Que me odie por no saber ni qué pensar. Que me odie por no saber lo que quiero y por situarme en un puto mar de dudas del que jamás podré salir.
Te quiero, sí, es cierto, pero, joder, quiero también lo que me corresponde. Al igual que ellos.
Quiero ser feliz pero no lo podré ser contra ti. Solo puedo serlo contigo. Y sé que es imposible. Por lo tanto, ¿no encontraré nunca la felicidad?
Joder, me has jodido la vida. Tío, podrías pensarte las cosas antes de arrastrar a la gente que te quería... a la gente que te quiere.
viernes, 18 de octubre de 2013
Echo de menos tantas cosas...
Echo de menos las vacaciones de cuatro. Echo de menos todo lo que dejé atrás. Echo de menos el calor madrileño. Echo de menos las malas caras cada mañana. Echo de menos incluso todos esos insultos que se convirtieron en rutina.
¿Sabes? Echo de menos mi pasado. Echo de menos todo lo que tuve y todo lo que más tarde perdí. Pero también echo de menos lo que yo misma quise perder.
Echo de menos cómo era ella antes de todo esto. Echo de menos la felicidad que teníamos antes. ¿Te acuerdas? Antes bastaba poco para que todo tu día se llenara de color. Ahora ni con mucho consigues tener un buen día. Te echo de menos a ti. Pero también le echo de menos a él. A vosotros. A nosotros. A todo esto que ya no existe.
Echo de menos el colegio de donde deseé huir. Echo de menos los profesores que "me tenían manía". Echo de menos las clases absurdas. Echo de menos todo.
Y no, no quiero volver. Echar de menos no significa querer volver. Echar de menos significa que ha habido tiempos mejores. Tiempos buenos. Tiempos felices. Y que ahora te duele recordarlos pensando que no se podrán repetir. Por mucho que quiera. Por mucho que me esfuerce. Por mucho que llore. Por mucho que diga: 'te echo de menos' Nada cambiará.
martes, 1 de octubre de 2013
MAGISTERIO INFANTIL.
A veces me pregunto el porqué de tanta ignorancia. A veces me gustaría ir por la calle, diccionario en mano, y parar a los ignorantes para hacerles pensar. A veces trato de explicar mis sentimientos a quienes se ríen de ellos, ignorante yo también, más que ellos.
Y es que hablar de "profesión" implica hablar de "vocación". Y, ¿dónde se necesita mayor vocación que en magisterio infantil?
Dime tú, aquel que critica esto, ¿sabes gracias a quién puedes hoy leer estas palabras? ¿Sabes quien te ayudó a aprender a criticar, aprender a respetar y aprender a opinar? Una profesora, sí. Alguien que, como yo, como muchos, se encargó de elegir esta carrera para que tú pudieras ser educado. ¿Entiendes ahora la importancia de mi carrera?
Espera, deja que te cuente aún más. El colegio es el primer ámbito en el que nos movemos. Del colegio nacen grandes amistades. Y, si esas amistades existen, es porque alguien lo quiso. Alguien que empleó su labor a la enseñanza, alguien a quien llamar "profe".
Antes de criticar, párate a pensar.
Porque no existe labor más enriquecedora que la que uno mismo quiere. Y no existe reconocimiento más perfecto que la sonrisa de un niño. O un abrazo. Y no hay mayor regalo que un dibujo expresamente dedicado de los más pequeños.
lunes, 9 de septiembre de 2013
'Hembras que se respetan.'
Muchas serán las personas que conocerás a lo largo de tu vida, pero, ¿cuántas de ellas se convertirán en amigas? Pocas. Muy pocas. Habrá amistades pasajeras, amistades de fin de semana, amistades ya olvidadas. Y luego están esas amistades que sabes que son eternas. Esas amistades con las que reírte de nada y olvidarte de todo. Ella es una de esas. Una de esas personas que permanecen a mi lado. Una con la que recordar anuncios ya olvidados y reírte al hacerlo. Con ella puedes ir por mitad del centro riéndote a más no poder sin saber muy bien el porqué. Incluso puedes empezar a cantar una canción esperando que ella la siga. Que así será. Te seguirá. En lo bueno y en lo malo. Te seguirá cuando digas: 'no seas pesadoooo...' para acabar con un 'hembras que se respetan'. Es una de esas personas que te salvará de muchas. Que te escuchará cuando necesites desahogarte. Es de esas que te ayudará incluso a ponerte el pijama (si es necesario). O incluso te dirá que pares cuando piense que no lo estás haciendo bien. Ella deseará que llegue el sábado para celebrar que una semana más seguimos juntas. Disfrutará como nunca sin pensar en nadie, solo en ella, en mí, en nosotras. Es la que mejor sabe disimular. Es la que nunca te va a fallar. Es quien te sorprende llorando en mitad de la estación por conocer a grandes personas. Es quien te asegura que eres la mejor, aún sabiendo que la mejor sin duda es ella. Es quien se deja la voz gritando 'te quiero revoltosa' y espera que tú la sigas para que las dos voces juntas suenen aún más fuerte. Es quien te sorprende al grito de: ¡UN PAAAAALO! hasta que no te quede más remedio que reírte. Es ella. Es quien estas fiestas me ha demostrado lo mucho que vale, lo mucho que me quiere y todo lo que significa nuestra amistad. Te quiero, Chiara.
sábado, 7 de septiembre de 2013
Adiós verano 2013.
jueves, 29 de agosto de 2013
Las cosas han cambiado..
viernes, 16 de agosto de 2013
Mira la vida que regala...
En ti encontré esa persona que necesitaba. Encontré ese cariño que me faltaba. Una mirada implicaba complicidad. Un mínimo gesto adelantaba un acontecimiento. Apenas bastaba una palabra para sacarte una mágica sonrisa. Ni cinco días pasaron y ya te comencé a llamar 'hermana'. Una semana después tus caricias me decían 'quédate'. Nada te hizo falta para ganarte mi confianza. Nada fue necesario hacer para entender cada sonrisa tuya. La confianza llegó hasta tal punto que la gente dudaba de nuestra relación. Eso, eso es increíble. Que alguien te diga: pero, ¿os conocíais de antes? Y tú responder: no, no, qué va. Con la certeza de saber que la confianza que yo he conseguido, pocos la consiguen.
jueves, 18 de julio de 2013
Esperaba que tú te acordaras de mí.
lunes, 15 de julio de 2013
Así que corre, corre corazón...
¿Sabes lo que es llegar a un sitio con la única idea de ser monitora? ¿Sabes lo que es cogerle cariño a alguien en 5 días? Pero, ¿acaso sabes lo que es saber que eres importante, especial y única para otros? Al menos yo así me siento y con eso me vale. Esto es la verdadera felicidad.
Risas. Lloros. Enfados. Tristezas. Alegrías. Todo se concentra en un mínimo espacio. Todo ocurre en un mismo día. Lo que para uno son risas para otro son enfados. Las malas caras duelen más que cualquier puñal y una mala palabra se magnifica. Las risas de hoy serán el recuerdo que quedará mañana. Una canción más de una vez sonada se convertirá en un símbolo de todo esto. Y cada persona que ha pasado por allí sabe que esto no habría sido lo mismo sin alguno de ellos.
Espero veros pronto, amigos.
miércoles, 26 de junio de 2013
Te echo de menos, hermano.
Ella no es feliz. Desde entonces nunca lo es. Siempre llora. Siempre está pensando en qué momento ha fallado. Siempre recuerda aquellos días en los que en la mesa aparecían tres platos. Siempre mira a la puerta deseando que vuelva como cada día. Por las noches espera que él regrese, como hacía antes. Como hacía siempre. Pero él no vuelve. Él no duerme. No vive. No come. Su vida está en otra parte. Lejos de la nuestra. Parece haberse separado por completo. Parece estar viviendo una vida totalmente contraria a la de antes.
¿Le quieres realmente? Entonces, ¿por qué le cambias? Nunca podré entenderte. De verdad. Y sé que quizás no es tu culpa ni mucho menos pero tú me has quitado a mi hermano. Tú me lo has arrebatado poquito a poco hasta que lo has conseguido.
¿Sabes? Le echo le menos. Le necesito. Le quiero. Quiero verle. Estar junto a él. Quererle y que me quiera. Vivir y que él viva. Quiero que sea feliz, como lo era antes. Que entre en casa y me espere sentado en el sofá. Que me vaya de casa y me diga: adiós Sandra. Quiero volver a oír su puta música a todo volumen saliendo de la habitación de alado. Quiero verle en pijama, recién levantado desayunando. Quiero que me dé las buenas noches.
Te echo de menos, hermano.
domingo, 23 de junio de 2013
'¿Me quieres?'
sábado, 22 de junio de 2013
¿Qué es un 'adiós'?
-¿Por qué dices eso?
-Porque sé que será así. ¿Sabes? Eres el típico chico que conquista a una mujer hasta que logra liarse con ella. Después, todo parece olvidado. Todo se borra de tu mente. Eres de esos tíos que opinan que hay chicas que son de usar y tirar. Y cuando ilusionas a una chica, cuando tratas de enamorarla con cada beso hasta que ella se enamora, te largas.
(Silencio)
¿Lo peor de todo? Sabes que tengo razón en todas y cada una de mis palabras. Saber perfectamente a qué me refiero. Igual que yo sé que esto no se volverá a repetir. Pero, tranquilo, ni eres el primero ni serás el último. A idiotas como tú ya está una acostumbrada.
Solo quería que supieras que para mí ya eres especial. Sí, lo sé, ha pasado poco tiempo. Pero, ¿acaso no ha pasado también para poder decirme 'adiós? Y eso, eso es lo que me dirás exactamente cuando cojas esa bici. Quizás no con palabras. Quizás no pronunciarás esas cinco letras que me destruirán por dentro. Pero te aseguro que tu mirada lo dirá perfectamente. Se podrá leer en ella esa repugnante palabra. Porque un 'hasta nunca' es un 'hasta nunca', es un 'no quiero volver a verte, olvídate de mí' pero, ¿un 'adiós'?, ¿qué es un 'adiós?
'Nos veremos cuando el destino tenga ganas de volver a unirnos, mientras tanto cuídate y sé feliz.'
martes, 11 de junio de 2013
Todo se resume a un número.
Yo tengo claro lo que soy y lo que quiero. Pero más claro tengo lo que no quiero y lo que necesito para ser feliz. ¿Tan difícil es llegar hasta ahí? Todo este esfuerzo de unos cuantos meses, ¿habrá sido en vano? No. No lo creo. No quiero creerlo. No quiero siquiera pensarlo. ¿Merece la pena? Solo se trata de esperar. De esperar hasta el momento indicado. De quedarte sentada viendo cómo el tiempo pasa y el momento se acerca. Jamás un número me había importado tanto.
jueves, 23 de mayo de 2013
Ha llegado el día.
Pero, ¿sabes? para mi no es tan especial. A mi me falta alguien a mi lado. Me falta alguien a quien dar la mano. Alguien en quien apoyarte, en quien confiar. Me faltas tú. ¿Crees que se puede ser feliz pensando que no estás en un día tan importante? ¿Crees que hay algo peor que pensar en dónde estarás o qué estarás haciendo? ¿Acaso hay algo más importante que ver el paso que va a dar tu hija? Nada. Nada debería importarte más que ser partícipe de ese pequeño momento. Nada te debería de llenar más. ¿Sabes? Me gustaría ver tus ojos llorosos porque estás orgulloso de mi. Me gustaría ver como dices: esa, esa de ahí, es mi hija, la mejor de las mejores. Me gustarían tantas cosas que no son posibles. Necesito tus fuerzas, papá. Necesito que me des la seguridad que solo un padre puede dar. Necesito que vengas y me digas: ánimo pequeña, puedes hacerlo. Pero esa sonrisa no viene. Ese abrazo cae en el olvido. Ese beso se ha perdido en la distancia. Ese consejo desapareció. Te necesito, papá. Mañana es uno de esos días en los que te vuelves imprescindible para mi.
domingo, 12 de mayo de 2013
Página 112 de 365.
Y vuelves. La puta rutina te espera en casa. El colegio sigue donde estaba y el horario sigue igual. Nada aquí ha cambiado. Todo está como lo dejaste. Sin embargo, ¿estás tú como antes de irte? No. Algo en tu interior ha cambiado. Algo ha florecido. Pero nada, no logras descubrir qué es. Hasta que es él mismo quien te lo dice. Es él el que llega a tu vida para llenarla de color. Para abrirte esos ojos que tan cerrados están. Para hacerte sentir especial como pocas veces han hecho. Es él quien aparece detrás de la pequeña pantalla. Él hace que ese viaje que dejas atrás tenga sentido. Hace que quieras volver a allí, a aquel barco. Al crucero que marcará un antes y un después. Porque sí, porque todo ha cambiado. Porque ahora que has vuelto, las cosas no son como eran. Porque tus ojos permanecen abiertos mientras él siga aquí. Porque puedes notar cómo en tu interior algo nuevo está naciendo. Y eso hace que cada día tengas las fuerzas necesarias para levantarte de la cama dispuesta a andar. A andar tanto como tu cuerpo te permita. A no parar hasta no sacar la mejor de tus sonrisas. A vivir. A vivir sin pensar en nada ni nadie.
miércoles, 8 de mayo de 2013
No me pidas que lo entienda.
No me esperaba esto. Claro que no. Nada de lo que ha pasado podía llegar a esperármelo. Aún así, nada. Nada ha salido como yo esperaba. Nada ha hecho que ahora esté escribiendo un precioso texto referido a ti. Sin embargo, aquí estoy, acordándome de ti, una vez más. Pensando en aquella noche. Aquel lugar en el que comenzó todo lo que pronto terminaría. Con el sonido del mar como banda sonora de aquel beso. Con el mismo mar como testigo de aquel momento. ¿Sabes? Nuestra relación parecía estar destinada al fracaso. Ni un día después toda la felicidad se esfumaba en forma de lágrimas. Para nada me esperaba esto. Pensé que sería diferente. Todo podría ir bien, ¿sabes? Podríamos haber estado juntos y sé que eres consciente de ello, pero no quisiste. Solo huiste. Te gustó el camino fácil. Olvidaste que lejos de ese se encontraba el difícil, el sorprendente, el diferente. Sabes que me arriesgaría por ti, solo esperaba que tú también lo hicieras. Pero decidiste no hacerlo. Decidiste que no te gustan las relaciones. Decidiste que como amigos quedaríamos mejor. Y, dime, ¿dónde queda mi opinión? ¿Qué hago con mis sentimientos? Esos no entrna en tus planes. Ni tampoco en tu cabeza. ¿Cómo algo puede esfumarse tan rápido? Ni siquiera el viento, el aire o el humo pueden alejarse de esa forma. Todo el mundo esperaba lo inesperado. A nadie le importó lo que pasaba por tu jodida cabeza. Solo pensaron en que por la mía cientos de sentimientos se agolpaban queriendo salir. Lo que no sabían es que tú ya habías tomado una decisión y solo era cuestión de tiempo decírmela a mí. Esperaste demasiado solo por no hacerme daño. Esperaste hasta cuando no era necesario decirme nada. No buscaste un momento o un lugar. Poco te importó el cuándo y el dónde. Solo fue un aquí y ahora. Ahora mejor que después. Puede que yo también me equivoque, pero tú te has equivocado, desde el principio.
Pero, ¿sabes? pensándolo bien es mejor así. Hemos podido ver lo que sería de nosotros y, la verdad, no me hacía a la idea de seguir así mucho tiempo más. Fue bonito mientras duró. Podré aceptar tu decisión si es lo que quieres pero, por favor, no me pidas que lo entienda.
martes, 7 de mayo de 2013
Crucero 2013.
Santorini, ciudad de ángeles, blanco intenso, Grecia en estado puro. Marmaris, bazar, día de compras, de regateo, de poco descanso. Izmir, gran ascensor, calles peligrosas, conductores temerarios, adrenalina. Estambul, mezquita tras mezquita, gran bazar sin fondo, cansancio máximo. Mykonos, todo parecía disperso, sin sentido ninguno, luego llegó pequeña Venecia, increíbles playas, vistas especiales. ¿Cómo no va a ser un viaje increíble después de todo eso?
Pero, eso tan solo es una pequeña parte de este gran viaje. Eso solo es el día. La rutina. Los lugares.
Hay algo más, algo detrás, algo casi imposible de adivinar. Los atardeceres, los amaneceres. Quedarse hasta las 6 y salir corriendo porque el sol está apareciendo.
Cantar, perder el control. Vivir la noche más que el día. Sonreír llorando. Llorar sonriendo.
Una frase que te hace olvidar todo lo que dejas aquí. Una mirada que te hace recordar todo lo que quieres vivir. Un beso que te invita a seguir luchando.
Todo acaba siendo especial. Hasta un jodido desayuno se convierte en el más bonito de los momentos. Hasta una cena te hace sentir importante. Cualquier cosa, por pequeña que sea, se convierte en algo grande.
lunes, 25 de marzo de 2013
Una y otra y otra vez.
sábado, 23 de marzo de 2013
A veces..
Hablar por hablar, deporte nacional. El egoísmo como base de la sociedad. ¿Por qué no pensamos en vez de hablar? ¿Por qué queremos hacer sentir mal a quien ya está destruido? ¿Por qué cada día buscamos algo que decir de los demás? ¿Sirve de algo meterte con alguien que ya está roto por dentro? 'Se beneficia el fuerte criticando al débil.'
Un abrazo, un beso, una simple mirada ayuda. Pero también puede destruir.
martes, 5 de marzo de 2013
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domingo, 24 de febrero de 2013
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¿Sabes? A nadie le gusta la rutina. A nadie le gustan los lunes. Y todo el mundo ama los viernes.
sábado, 23 de febrero de 2013
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Cobarde, esa es la palabra que mejor te define. Cobarde por huir a las primeras de cambio. Porque, en vez de aguantar, te largaste. Porque dejamos de importarte. Porque no volvimos a saber nada de ti.
¿Sabes cuál fue el peor momento? Cuando en la mesa ya no había cuatro platos sino tres. Cuando podía dormir de vez en cuando con mamá. Cuando no te esperábamos para que nos leyeras un cuento cada noche. Cuando ella nos contó que las cosas habían cambiado.
Y ella, ella rehizo su vida. Ella fue capaz de seguir adelante, por nosotros. Ella pudo levantar la cabeza y continuar. Ella supo decir: hasta aquí, ahora es mi momento. Ella es fuerte, tiene fortaleza que tú no fuiste capaz de tener. Ella sabe sonreír aunque su corazón llore. Ella puede estar rota en pedazos y aún así consolarme a mí. Porque, ¿sabes qué le diferencia de ti? que ella nunca será capaz de abandonar la partida. Ella nunca podrá soportar vernos mal por mucho que ella esté mil veces peor.
Te odio a ti mucho más de lo que puedo quererla a ella.
lunes, 18 de febrero de 2013
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¿De verdad puedes vivir? ¿Pretendes que me crea que eres capaz de dormir por las noches sin venir antes a arroparme? Y, aún por encima de eso, ¿eres feliz? Pues lo siento pero no me lo creo. No me creo que alguien haya deshecho su vida. Que alguien haya olvidado todos aquellos años. Que alguien tire a la basura momentos increíbles de su vida y aún pueda decir que es feliz. ¿Sabes a qué te dedicas? Te dedicas a fingir un sonrisas. A mentir. A querer aparentar algo que nunca podrás ser. Eso es lo que yo pienso.
Me resulta mucho más fácil pensar que finges la felicidad antes que pensar que no tienes ni un puto remordimiento. Que los sentimientos no existen para ti. Y que el cargo de conciencia no entra en tu vocabulario. Eso me parece lo más triste. Y, al parecer, esa es la cruel realidad. La realidad es haberte deshecho de nosotros. Habernos abandonado a nuestra suerte. Haber quemado aquellos viejos recuerdos. Todo eso, para vivir tu puta vida. Esa que tan vacía está. Esa misma que ni tu mismo soportas. Esa por la que luchas día tras día. Esa para la que no hay arreglo. Porque estás muerto en vida. Te has matado tú mismo. Y, ¿lo peor? no nos has dado el gusto de estar muerto del todo.
jueves, 14 de febrero de 2013
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-¿Que qué me pasa? Me pasa que nuestra relación ha cambiado. Me pasa que ya nada es lo que era antes. La magia se ha esfumado. Las sonrisas escondidas ya no están. Me pasa que hemos dado un paso más y ahora no podemos retroceder. Las miradas cómplices han pasado a ser simples miradas. Las manos entrelazadas ahora están separadas. Me pasa que no somos conscientes de hasta qué punto esto puede terminar. Parece como si nosotros mismos hubiésemos querido acabar con esto. Cada sonrisa, cada mirada, cada caricia era un regalo que no hemos sabido ver. Era un sueño hecho realidad. Una verdad oculta. El deseo de querernos fue tan fuerte que acabamos odiándonos. Hemos acabado destrozando aquello que no había comenzado. Los nuevos horizontes que descubrimos juntos, hoy tan sólo son un recuerdo. Aquella tarde está inmersa en un libro jamás escrito. El primer beso fue la escena de una película que nunca será grabada. ¿Sabes a qué tengo miedo? A que esto acabe de verdad, para siempre. A que el mejor de los momentos se convierta en el peor de los recuerdos. A que cada paso que avancemos, retrocedamos tres. Y sí, estoy segura de que eso pasará. Quizás no hoy, o mañana, pero sí dentro de poco.
domingo, 3 de febrero de 2013
Quiérete..
Por favor, no malgastes tu vida queriendo a alguien que no te merece. No permitas que alguien te aferre a un pasado olvidado. No permitas que nadie te impide avanzar.
Míralo, ¿lo ves? Ahí fuera. Mira atentamente, ¿logras verlo? Es tu futuro. Es el futuro que está esperando. Son miles de nuevas historias esperando a ser vividas. Son momentos que solo tú podrás vivirlos. ¿De verdad quieres perderte todo eso?
viernes, 1 de febrero de 2013
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Comenzar una nueva historia. Rellenar mágicamente una novela página a página. Escribir el sentimiento presente en una mirada. Redactar las mariposas en el estómago. La alegría que produce una sonrisa. El escalofrío que conlleva que una mano se entrelace con otra. Un primer instante. Un silencio incómodo. El bar del primer día. Los nervios de esa primera cita. Una sensación casi olvidada. El nacimiento de un nuevo sentimiento. Un cúmulo de cosas que recorren mi cuerpo al pensarte. Querer que algo grande empieza. Saber que detrás de esto hay algo, algo nuevo, algo diferente. La ilusión de poder empezar de nuevo. La magia de conocer a alguien. Luchar para que ese mínimo sentimiento se haga grande día a día. Contemplar en silencio cómo todo va sucediendo. Por todo esto, vale la pena sentir el miedo de quién se esconde detrás de un usuario en una red social.
jueves, 31 de enero de 2013
Injusticias, problemas... ¿Solución?
De igual forma ocurre con los problemas de nuestra sociedad. ¿Sabes? Recuerdo que durante mi infancia, el mayor problema consistía en no salirme de la raya al pintar o en saberme las tablas de multiplicar. Pero, poco a poco, descubrí que hay problemas mucho más graves que ese. Que el mundo está plagado de injusticias. Que la sociedad de hoy en día ataca al más débil fortaleciendo a quien menos lo necesita. Que lo que más se valora es lo más absurdo y se infravalora lo que realmente importa.
Todo parece indicar que esto no tiene solución. Pero también recuerdo que cuando me salía de la línea al pintar, lo borraba con la goma y volvía a pintarlo, problema resuelto. Cuando no me sabía las tablas de multiplicar, recuerdo que mi madre me las preguntaba cada mañana, de camino al colegio, y problema resuelto.
¿Acaso hay algún problema que no tenga solución? Todo es cuestión de empeño, de fuerza, de esfuerzo, de compañerismo.
Los problemas han cambiado, pero también pueden hacerlo las soluciones.
lunes, 28 de enero de 2013
Un momento, un instante.
Recuerdo que la decisión estaba tomada. Nuestros caminos se habían separado. La huida era inevitable. Recuerdo, además, que de tus ojos ni siquiera asomaban lágrimas. Los míos, por aquel entonces, estaban secos de las noches en vela, de los días tristes, de las esperas amargas.
Pero, ¿sabes? de eso hace ya un tiempo. He aprendido a olvidarte. He aprendido a vivir. Sin ti. Antes, mi vida se resumía a ti pero comprendí que yo no tenía sitio en la tuya. Y, ¿para qué dar todo a alguien que no te da nada?
¿Sabes? Hoy puedo decir que gracias. Sí, debo darte las gracias. Gracias por hacerme más fuerte. Por demostrarme que no te necesitaba. Gracias por hacerme ver que hay más vida aparte de ti. Gracias, también, por ser ese "nada" que has llegado a ser.
Sinceramente, pensé que sería más difícil asociar la palabra "olvidar" a tu nombre.
lunes, 21 de enero de 2013
Por sorpresa.
¿Sabes? En cualquier momento pueden pasar cosas sorprendentes. No sé, una vez leí una frase que decía: las mejores historias empiezan por casualidad. Y, quién sabe, tal vez sea cierto. Tal vez no vale de nada ir buscando algo que llegará solo. Tal vez lo bueno se hace esperar. Tal vez, buscando solo encontramos aquello que no debemos. En el más absurdo de los momentos, algo increíble puede suceder. Y, es quizás en ese momento cuando nos demos cuenta de que merece la pena vivir. Van pasando las horas, los minutos, los segundos, y llegas a la conclusión de que ya está escrita la primera hoja de la que será una gran novela. Una novela que quizás no tenga final. Una novela que no está escrita, pero sí vivida. Una novela que, día tras día, se va creando. Una novela que narra el futuro. Una novela en la que no hay sitio para el pasado. Porque, ¿sabes? las historias más bonitas son las que están por venir.
martes, 15 de enero de 2013
Esta es la historia de mi vida.
Me enamoró, me enamoró de la forma más absurda, me enamoró como nunca antes nadie lo había hecho. Todo era perfecto a su lado, ¿sabes? Las horas eran minutos y una tarde a su lado se esfumaba como una ráfaga de viento. Yo me enamoré y pensé que era correspondida. Él me hizo creer que eso era así. Pero, como toda relación, se fue consumiendo como si de una vela se tratara. Él demostró todo lo que le había importado en este tiempo. Yo acabé tirada en la cama, sin ganas siquiera de levantarme. Con el ánimo por los suelos. Entonces, él volvió. Pensé que esta vez todo cambiaría. Pero todo empezó, siguió y terminó de la misma forma que las veces anteriores. Entonces, descubrí que para él era un juego. Un juego al que se había enganchado. Un juego en el que solo participaba él. Comencé a armarme de valor. Día tras día fui perdiendo la necesidad de verle, las ganas de besarle, las cosquillas en el estómago. Hasta que llegó el día en el que fui valiente para decirle: punto y final.
domingo, 13 de enero de 2013
A palabras necias, oídos sordos.
martes, 8 de enero de 2013
Punto y final.
Para mí, solo hay una cosa que puede quitarnos las ganas de vivir. ¿Cuál? El miedo. Tener miedo. Ese miedo que nos frena. Ese miedo que nos impide hacer aquello que más deseamos. Eso, puede llegar a joderte hasta tal punto de odiar la vida. Y yo contigo tenía miedo. Sentía miedo. ¿A qué? A todo. A que te marcharas. A no verte más. A que te cansaras. A dejar de ser yo misma para ser una simple copia de ti.
¿Sabes? Hay que saber parar cuando las cosas no van bien. Hay que encontrar el límite y no sobrepasarlo.
Hay que saber poner un punto y final cuando es necesario.
No pienses que te esperaré cuando decidas regresar. No seguiré aquí luchando por ti. No lucharé cuando tú tampoco lo haces.
Llegó la hora de tomar decisiones. De abandonar una antigua vida para dar comienzo a una nueva. De pasar página, cambiar de capítulo o, si hace falta, de libro. Un libro en el que tú no apareces. En el que ni siquiera estás llamado a ser pasado. Qué va, mencionar el pasado es atraparte en él.
Poner el punto y final y ser yo misma de nuevo. De una jodida vez. Ser feliz, sin ti. Nunca pensé que diría esto pero, llegó la hora de olvidarte. Yo sigo aquí pero no te equivoques; si sigo, no es por ti.
domingo, 6 de enero de 2013
Lo importante es vivir.
A veces todos esos buenos momentos pasan a ser malos. A veces la alarma de que sigues aquí es un buen momento para ayudarte a no derrumbarte. Para avisarte de que lo malo acabará dejando lugar a lo bueno. A veces, todo es tan complejo. A veces, es mejor no pensar en nada. A veces, lo importante es vivir.
sábado, 5 de enero de 2013
¿Lo recuerdas?
¿Recuerdas lo que pasó días más tarde? Todo seguía igual. Igual de bien quiero decir. Pero, luego todo se fue ¿complicando? No sé. No sé qué pasó. Solo recuerdo que yo empecé a sentirme especial a tu lado. Solo sé que contigo era feliz, al menos tenía momentos inolvidables. Pero, ¿sentías tú lo mismo? No sé. Tal vez nunca lo sepa. Pero, ¿acaso importa eso ahora?
¿Recuerdas el primer obstáculo? Te dejaste tirar. Caíste. Tropezaste con aquella enorme piedra que te alejaba de mí. Aquella misma que te arrastraba hacia el suelo.
¿Recuerdas que hasta aquello logramos superarlo?
¿Te das cuenta? Nunca hemos podido poner un punto final. Nunca hemos podido cambiar de capítulo. Ni siquiera hemos sabido pasar página. Parece que desde el principio esa página pesaba demasiado o quizás detrás de ella se esconda una hoja en blanco que ambos debemos rellenar.
Y ahora, míranos. Apenas hace un año que nos conocemos. Apenas hace meses que esto tuvo su principio. Pero, todo sabe a poco si es a tu lado. Todo parece eterno estando lejos de ti. Y, ¿qué hay de malo si lo mismo que me hace feliz, me quita las ganas de vivir?
miércoles, 2 de enero de 2013
Bienvenido 2012+1.
Mil propósitos que sabemos que no se cumplirán. Deseos prácticamente imposibles. Sueños de esos que tenemos desde siempre. Otros 365 nuevos días para vivir.
Muchos dicen que es el momento de cambiar.. Que cada inicio de año es como si nos diesen la oportunidad de empezar de cero. Pero, ¿alguien cumple eso? ¿Para alguien sirve de algo que ya no sea 2012 sino 2013?
Qué va, todo parece haber cambiado pero, en el fondo todo sigue igual.
Así que, feliz año nuevo a todos.