jueves, 29 de agosto de 2013

Las cosas han cambiado..

Puede que tal vez todo parezca igual. Puede que estos meses hayan sido un paréntesis y la normalidad sea ésta. Pero no la quiero. Quiero los cambios de antes. Quiero la vida de estos meses. Quiero ese paréntesis que parece haberse cerrado. Los cambios son buenos, sí. Y tú mismo los quisiste. Tú decidiste que aquello fuera de aquella manera. ¿Por qué ahora todo tiene que volver a ser como antes? No. No es justo. Como tampoco lo es que se nos olviden todas las palabras, todas las frases, todas aquellas cosas que tú mismo hiciste. ¿Por qué? Nadie lo sabe. Pero, ¿de qué sirve arreglarlo ahora? Tú vives tan normal mientras nosotros tenemos aún los puñales clavados a la espalda. Y no. No me lo merezco. No nos lo merecemos. Hace tiempo que las cosas están como tenían que estar. Como todos queríamos. Como tú mismo decidiste. Ahora asume tus errores y vete. Vete por donde has venido. Vuelve a dónde estuviste estos meses. Te marchaste, ahora, ¿por qué regresas? Este ya no es tu lugar. Esto no te corresponde. Nada es lo que era antes. Intentamos aparentar normalidad cuando no la hay. Buscamos los trozos de felicidad donde ya solo quedan recuerdos. Vivimos esperando que todo siga igual cuando ya todo ha cambiado. Se acabó. Las cosas han cambiado. Para ti. Para mi. Para todos. Hace tiempo que cambiaron. Cuando tú quisiste que lo hicieran. De nada sirve ya tu regreso.

viernes, 16 de agosto de 2013

Mira la vida que regala...

Conectamos. Como si de los dos mejores cables se tratara. Conectamos como aquellas dos estrellas que se sitúan en el mismo sitio cada noche. Una alado de la otra. Y nunca, nunca pueden separarse. Inexplicable, es la palabra que mejor lo explica. Qué irónico, ¿no?
En ti encontré esa persona que necesitaba. Encontré ese cariño que me faltaba. Una mirada implicaba complicidad. Un mínimo gesto adelantaba un acontecimiento. Apenas bastaba una palabra para sacarte una mágica sonrisa. Ni cinco días pasaron y ya te comencé a llamar 'hermana'. Una semana después tus caricias me decían 'quédate'. Nada te hizo falta para ganarte mi confianza. Nada fue necesario hacer para entender cada sonrisa tuya. La confianza llegó hasta tal punto que la gente dudaba de nuestra relación. Eso, eso es increíble. Que alguien te diga: pero, ¿os conocíais de antes? Y tú responder: no, no, qué va. Con la certeza de saber que la confianza que yo he conseguido, pocos la consiguen.