viernes, 25 de octubre de 2013

Página 298 de 365: tengo miedo.

Tengo miedo. Miedo a lo que puede pasar. Miedo a lo que va a ser de ti. Un mes, tan solo queda un mes para saber qué será de ti. O qué conseguirán ellos a cambio de, ¿tu libertad?, ¿tu dinero? ¿tu sufrimiento?
Tengo miedo del futuro. Del qué dirán. Miedo de qué pasará mañana. O qué ocurrirá dentro de un año. A veces pienso que es mejor así, teniendo miedo, esperando al futuro. Queriendo que llegue el día en que el miedo deje de existir.
For Those Who Crave Fashion | via TumblrTengo miedo a no ser feliz nunca. Miedo a no conocer el significado de la "felicidad".
Tengo un problema, no sé qué quiero que pase. No sé cómo quiero vivir ni con quién. No sé si quiero apoyarte o si quiero hundirte más. No sé qué te mereces, ni siquiera sé qué merezco yo.
"Merezco ser feliz" pienso a veces. Otras en cambio pienso "pero a su lado..." Y entonces todo mi mundo se desvanece. Todos tus recuerdos vuelven y todas mis dudas ocupan mi mente.
Joder, ¿por qué seré así? ¿por qué tendré más sentimientos que todos ellos? ¿Por qué no seré como quienes quieren lo que es suyo, olvidándose de quien se lo de?
Todo esto hace que me odie. Que me odie por no saber ni qué pensar. Que me odie por no saber lo que quiero y por situarme en un puto mar de dudas del que jamás podré salir.
Te quiero, sí, es cierto, pero, joder, quiero también lo que me corresponde. Al igual que ellos.
Quiero ser feliz pero no lo podré ser contra ti. Solo puedo serlo contigo. Y sé que es imposible. Por lo tanto, ¿no encontraré nunca la felicidad?
Joder, me has jodido la vida. Tío, podrías pensarte las cosas antes de arrastrar a la gente que te quería... a la gente que te quiere.

viernes, 18 de octubre de 2013

Echo de menos tantas cosas...

A veces echo de menos mi vida. Como si la hubiese perdido. Como si esto no fuera vida sino los restos que han quedado tras varias batallas. A veces echo de menos verte por casa. A veces echo de menos las tardes en el parque. También echo de menos cuando discutíamos, incluso nos pegábamos y nos regañaban. Echo de menos incluso la última despedida que quizás sea la definitiva. Echo de menos todo lo vivido. Pero, lo más curioso es que echo de menos incluso lo que no he podido vivir. Qué ironía, ¿no? Echar de menos algo que nunca ha ocurrido. Sí. Es una gran ironía y una gran verdad.
Echo de menos las vacaciones de cuatro. Echo de menos todo lo que dejé atrás. Echo de menos el calor madrileño. Echo de menos las malas caras cada mañana. Echo de menos incluso todos esos insultos que se convirtieron en rutina.
¿Sabes? Echo de menos mi pasado. Echo de menos todo lo que tuve y todo lo que más tarde perdí. Pero también echo de menos lo que yo misma quise perder.
Echo de menos cómo era ella antes de todo esto. Echo de menos la felicidad que teníamos antes. ¿Te acuerdas? Antes bastaba poco para que todo tu día se llenara de color. Ahora ni con mucho consigues tener un buen día. Te echo de menos a ti. Pero también le echo de menos a él. A vosotros. A nosotros. A todo esto que ya no existe.
Echo de menos el colegio de donde deseé huir. Echo de menos los profesores que "me tenían manía". Echo de menos las clases absurdas. Echo de menos todo.
Y no, no quiero volver. Echar de menos no significa querer volver. Echar de menos significa que ha habido tiempos mejores. Tiempos buenos. Tiempos felices. Y que ahora te duele recordarlos pensando que no se podrán repetir. Por mucho que quiera. Por mucho que me esfuerce. Por mucho que llore. Por mucho que diga: 'te echo de menos' Nada cambiará.

martes, 1 de octubre de 2013

MAGISTERIO INFANTIL.

Hablar de esta profesión implica oír una gran lluvia de críticas. Críticas muchas de ellas sin ningún sentido. Críticas de gente que habla por hablar o porque no sabe callar.
A veces me pregunto el porqué de tanta ignorancia. A veces me gustaría ir por la calle, diccionario en mano, y parar a los ignorantes para hacerles pensar. A veces trato de explicar mis sentimientos a quienes se ríen de ellos, ignorante yo también, más que ellos.
Y es que hablar de "profesión" implica hablar de "vocación". Y, ¿dónde se necesita mayor vocación que en magisterio infantil?
Dime tú, aquel que critica esto, ¿sabes gracias a quién puedes hoy leer estas palabras? ¿Sabes quien te ayudó a aprender a criticar, aprender a respetar y aprender a opinar? Una profesora, sí. Alguien que, como yo, como muchos, se encargó de elegir esta carrera para que tú pudieras ser educado. ¿Entiendes ahora la importancia de mi carrera?
Espera, deja que te cuente aún más. El colegio es el primer ámbito en el que nos movemos. Del colegio nacen grandes amistades. Y, si esas amistades existen, es porque alguien lo quiso. Alguien que empleó su labor a la enseñanza, alguien a quien llamar "profe".
Antes de criticar, párate a pensar.
Porque no existe labor más enriquecedora que la que uno mismo quiere. Y no existe reconocimiento más perfecto que la sonrisa de un niño. O un abrazo. Y no hay mayor regalo que un dibujo expresamente dedicado de los más pequeños.