domingo, 29 de mayo de 2016

"Teníamos la necesidad de tenernos."

Teníamos todo. Teníamos la magia del amor que disfrazamos por la de la compañía. Teníamos la ilusión oculta bajo nuestros cuerpos. Teníamos las ganas de querernos pero las escondimos por miedo a hacernos daño. Teníamos los granos de esperanza guardados al fondo de un cajón junto con los miles de sueños, que cerramos con lave para no lucharlo más. Camuflábamos esas irrefrenables ganas de tenernos en continuas embestidas, fruto del sexo. Como si así no pudieran entrar en nosotros los sentimientos. Como si así nos convirtiéramos en deseo y pasión y jamás en afecto. Lo teníamos todo. Teníamos la locura de un amor que jamás lo quiso ser. La locura de un momento, de un segundo, de aquel instante que no se puede contar pero que no se olvidará. Dibujaste un mapa imborrable con todos los lunares de mi cuerpo pero no te atreviste a recorrerlo. Teníamos la libertad para amarnos y nos conformamos con querernos, solo a ratos y despacio. Teníamos la magia de las primeras veces pero juntos la transformamos en una rutina que pronto se desgastó. Teníamos el poder de cambiarnos, de mejorarnos, pero no quisimos jamás arriesgarnos. Teníamos la necesidad de tenernos. Lo teníamos todo. Todo. Y lo perdimos por miedo a perder o, quizás, a ganar. Miedo también y, sobre todo, a arriesgar. Arriesgar por un amor con fecha de caducidad. Un amor lleno de obstáculos. Un amor, quizás, con demasiadas obligaciones y muy pocos derechos. Lo teníamos todo y lo perdimos, perdiéndonos también a nosotros mismos en el fallido intento de no lastimarnos.